¿Tienen razón Chip y Joanna Gaines cuando dicen que la Biblia enseña a no juzgar?

Recientemente, las estrellas cristianas de la TV, Chip y Joanna Gaines dijeron, “¿No dice la Biblia ‘no juzguéis’; quién eres tú para decirle a la gente lo que pueden, y no pueden hacer?”
Desafortunadamente, la tergiversación de esta Escritura es común en los medios de comunicación y otros grupos que a menudo citan erróneamente las palabras de Jesús de Mateo 7:1, “No juzguéis, para que no seáis juzgados.”
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Irónicamente, pocos hacen referencia a otro versículo de la Escritura que también trata sobre el juzgar, Juan 7:24.
Aquí Jesús anima a Sus seguidores a “juzgar con justo juicio.”
At first, these two Scripture verses may seem contradictory, but when we look at the context and the true meaning of “judge,” we clearly see that there is no contradiction.
Al principio, estos dos versículos de la Escritura pueden parecer contradictorios, pero cuando miramos el contexto y el verdadero significado de “juzgar,” vemos claramente que no hay contradicción.
Esta tergiversación de la palabra “juzgar” es un intento de conformar la Escritura para apoyar opiniones cuando, en realidad, los valores morales están diseñados para conformarse a las verdades escriturales.
Las opiniones personales varían — la verdad no.
Tendemos a elegir y seleccionar ciertas Escrituras como si fueran opciones en un menú.
Pero no podemos elegir las que nos gustan y descartar el resto.
Lo comparo con alguien que hojea las páginas de mi primer libro llamado, "Lo Que Funciona Cuando las "Dietas" No", y esa persona lee: “Come lo que quieras.”
En realidad lo que quiere decir es: “Si sigues estas pautas, te mantienes dentro de estos rangos y evitas estos alimentos, puedes comer lo que quieras.”
Leer y seguir sólo fragmentos de información puede ser engañoso. Si aplicamos solo lo que elegimos, podemos fácilmente perdernos lo que necesitamos.
Juzgar dentro del contexto de Mateo 7:1 se refiere al tipo de juicio que un juez emitiría en un tribunal de justicia, como en Romanos 14:4, “¿Quién eres tú para juzgar al siervo ajeno?”
Un juez escucha la evidencia y pronuncia un juicio. Nosotros no estamos en posición de hacer esto — no tenemos todas las evidencias.
Dios nos dice que le dejemos la justicia a Él porque Él es el juez.
En Juan 7:24, sin embargo, los cristianos deben juzgar o “poner en tela de juicio” aquellas cosas que claramente contradicen los principios de Dios.
En 1 Corintios 2:15, el apóstol Pablo dijo que los que son espirituales deben juzgar y discernir todas las cosas.
El famoso reformador, Juan Calvino, comentando sobre este tema, dijo, “Estas palabras de Cristo no contienen una prohibición absoluta de juzgar, sino que tienen la intención de curar una enfermedad — la crítica.”
Martin Luther King, Jr. dijo, “La iglesia debe recordar que no es la dueña ni la sierva del estado, sino la conciencia del estado.”
Servir como la conciencia del pueblo ha sido una de las funciones principales de la Iglesia desde su concepción.
Escrituralmente, se nos manda diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, la verdad y el error, la luz y la oscuridad.
Debemos juzgar según la verdad, especialmente los pastores.
Con respecto a los problemas morales que destruyen vidas y deshonran a Dios, debemos juzgar (“poner en tela de juicio”) comportamientos, elecciones y estilos de vida que dirigen a las personas en una dirección peligrosa, especialmente si estos problemas se van a convertir en política social y a ser legalmente sancionados.
Aquellos que han sido llamados a predicar, muy similar a los profetas de antaño, confrontarán el compromiso, condenarán la digresión social y denunciarán poderosamente el pecado con la esperanza de reconciliar al hombre con Dios.
Sin embargo, un espíritu de compasión y comprensión debería movernos a actuar, en lugar de un espíritu de juicio.
A menudo no es lo que decimos sino cómo lo decimos lo que inclina la balanza.
No debemos excusar el pecado a cambio de tolerancia; extender la gracia no significa aprobar el comportamiento pecaminoso, pero sí significa extender la compasión.
Sí, definitivamente podemos juzgar siempre y cuando nuestro corazón esté en lo correcto.